1
carmin y nostalgia
La primera vez que olí Vermeil tuve que escribir al perfumista, Revillard, para agradecerle que hubiera creado esta fragrancia mágica.
A mí me trasporta a la fascinación que sobre mí ejercía el tocador de mi abuela paterna, una bellísima señora de elegancia atemporal.
El carmín, los polvos de arroz... pero no es un olor pasado de moda, es simplemente eterno y mágico. Hay algo en este aroma que mi hace recordar que mi abuela, al llegar a los 90 años, pidió como regalo de cumpleaños viajar una vez en globo.
Yo adoro este perfume. tuve que autoregalármelo inmediatamente, y aunque por la dimensión de mi colección lo utilizo menos de lo que debería, lo tengo por un verdadero tesoro (tanto el jabón como, particularmente, la crema de manos, comparten este aroma maravilloso) creo que el bodymilk será mi siguiente compra.
A mí me trasporta a la fascinación que sobre mí ejercía el tocador de mi abuela paterna, una bellísima señora de elegancia atemporal.
El carmín, los polvos de arroz... pero no es un olor pasado de moda, es simplemente eterno y mágico. Hay algo en este aroma que mi hace recordar que mi abuela, al llegar a los 90 años, pidió como regalo de cumpleaños viajar una vez en globo.
Yo adoro este perfume. tuve que autoregalármelo inmediatamente, y aunque por la dimensión de mi colección lo utilizo menos de lo que debería, lo tengo por un verdadero tesoro (tanto el jabón como, particularmente, la crema de manos, comparten este aroma maravilloso) creo que el bodymilk será mi siguiente compra.

